martes, 6 de septiembre de 2011

A los ladrones que golpeamos y a los que premiamos










 Por: Johanny Taveras R.


Ayer,   justo mientras hacia  el  recorrido matutino hacia mis faenas diarias,   alcance a ver a un joven  que corriendo, ¨como jonda que lleva el diablo¨,  se dirigía justo al lugar donde yo estaba, sudado, con cara de susto, de miedo, no se pues creo que hasta me miro avergonzado,  y al cual ni los ladridos de algunos perros realengos lo hizo detener, sólo pude reaccionar cuando alguien  grito,  ¨agárrenlo que es un ladrón¨  seguido de una trulla de personas que le venían persiguiendo.

Me pase todo el día con la imagen del rostro de aquel muchacho metida en la cabeza, aquella mirada vacía, aquel sudor frio, de aquellas largas zancadas de quien corre para salvar su vida, y después de haber  visto en los noticieros    como multitudes enfurecidas acribillan a personas que supuestamente agarraron robando, de como todos lo golpean sin compasión, de cómo de tantos golpes  se ahogan en su orina, sus lagrimas, su propia sangre, me daba pavor.  

No pude evitar, a pesar de que posiblemente él le había hecho daño a alguien en ese momento o a muchos en muchos momentos, sentir una profunda lastima por él  y hasta llegar a desear que no lo hayan agarrado,   si, puede que sea un criminal, robo una cartera, una cadena no sé, pero es una persona y un sentimiento que debe acompañar siempre a los seres humanos es la piedad. 

Además  nunca he sabido de trullas enfurecidas que salieron  a las calles a protestar por ninguno de los grandes robos que hacen los políticos al Estado a no se por intereses políticos, no he visto ninguna concentración en contra de los abusivos sueldos que se  acaban de aumentar el congreso,  no he sabido de nadie que quiera linchar  a los miembros del Gobierno por los miles de millones que derrocharon en campaña electoral, no he visto a nadie tomar palos y piedras para los jueces de la Cámara de Cuenta, no, lo que si hacemos es  largar filas para apoyarlos en las elecciones.

domingo, 28 de agosto de 2011

Un sistema Podrido o Corrupción Sistémica







Por:   Johanny  Taveras R.

En nuestro país se ha escuchado tanto la palabra corrupción que ya es tan nuestra como el merengue, la bandera o el arroz con habichuelas, es tan común, que en el fondo la mayoría de los dominicanos  desconocemos su real significado  por lo que muchos empezamos a dudar  si es bueno o malo ser corrupto.
Vemos a diario personas que con sueldos que apenas les alcanzaría para vivir, andar en vehículos de lujo, mansiones,  un conjunto de excentricidades y excesos que solo se justificarían si el dinero lo consiguieron de una manera poco sacrificada, con la lamentable salvedad de que el resto de la población en vez de condenarla, sueña con alguna vez  estar en su lugar.
Y eso porque además ningún corrupto dominicano va a la cárcel, y si por milagro de la divinidad se ha apresado alguno es más por conveniencia política que por el simple hecho de que se haga justicia, puesto que generalmente tanto el acusador como el acusado poseen el mismo grado de culpabilidad.
Así que de vez en cuando es bueno visitar al pequeño sabiondo (larousse) para que nos recuerde  que, : ¨Corrupción es la acción o inacción de una o varias personas reales que manipulando los medios de un sistema, en beneficio propio y/o ajeno, tergiversan los fines del mismo en perjuicio del conjunto de ciudadanos para, por y a través de los cuales el sistema fue ideado para servir y beneficiar¨.
La corrupción en cualquiera de sus manifestaciones nos hace daño a todos sin importar lo lejos que estemos de ese hecho, simplemente con permitir, aceptar o callar ante un acto de corrupción nos convertimos en cómplices.
En este país es fácil detectar ese cáncer, ya que como dijo Subero Isa, ¨nuestros corruptos son muy brutos y no hacen nada para disimular las bondades adquiridas por sus bienes mal habidos¨, . El punto es que  no existe la voluntad de estado ni social para perseguirlo ni castigarlo.

jueves, 25 de agosto de 2011

¨Casas de Ricos para los Pobres¨


Claroscuro



Por: Johanny Taveras




El pasado fin de semana tuve la oportunidad de pasarlo junto a mis pequeños sobrinos, con los que jugué y me divertí como solo con ellos puedo hacerlo.

En medio de esos juegos le pregunte a Malvin mi sobrinito de 5 años, el qué él quería ser cuando fuera grande,  me miro con sus enormes ojos negros  e inocentes y me dijo , ¨ constructor tía ¨ ,  le pregunte que porqué y me respondió:    ¨ oh  para construir casas de ricos para los pobres ¨.

Me quede fría, sin palabras, el niño  seguro impactado por las tristes y crudas imágenes de las casuchas destruidas e inundadas  por el paso del Huracán Irene, está convencido de que si esas personas hubieran vivido en  ¨ casas de ricos ¨ eso no hubiera pasado.

Pero lamentablemente el pobre malvin no puede entender que  en la Republica Dominicana a los pobres nadie les construye nada, nadie se preocupa por su seguridad, por su dignidad, año tras año, catástrofe, tras catástrofe son los mismos los protagonistas a los cuales solo les quedan las promesas politiqueras de mejorar sus condiciones de vida.

Siempre me molesto cuando escucho a alguien decir que a esas personas que viven en zonas altamente vulnerables como en las orillas de ríos y cañadas, ya los han sacado antes de allí y les han dado apartamentos y casas, pero que ellos las venden y vuelven hacia el peligro.

Imagínense, creen ustedes que un ser humano que tenga la oportunidad de vivir medianamente digno, seguro, decente, renunciaría a eso para estar en el lodo, esos son solo cuentos de camino, justificaciones baratas para no admitir que se les tienen en el olvido.

sábado, 20 de agosto de 2011

La Gente que yo quiero


Claroscuro



Por:  Johanny Taveras


La Gente que yo quiero

Hace unos días leí un escrito del destacado poeta y escritor uruguayo Mario Benedetti, el cual se  titulaba  ¨ La Gente que yo quiero ¨, me gusto tanto que lo compartí con algunos ciber contactos apropósito de que el escritor atravesó  por una delicada situación de salud que le segó la vida.

¨ La gente que yo quiero ¨, después de leerlo he analizado que existen muchas gentes a la que quiero, muchos afectos, muchos cariños, personas con las que he compartido mucho, poco o casi nada, personas que han dejado profundas huellas en mi vida, y otras que solo han sido simples brisas que me han refrescado en alguna tarde de  verano,  gentes que me he dado cuenta cuanto las amo por el miedo ante la posibilidad de perderlos.

El mundo esta aterrorizado ante la casi inminente tragedia que azotaría la humanidad, y yo no soy la excepción, tengo miedo,  mucho miedo, no por mi vida  sino por mis afectos, miedo por el conductor del autobús que me lleva  cada día hasta la casa, por la señora que vende el café en la esquina, por la chica que me atiende en el banco, por mi familia, por mis amigos y hasta por los que alguna vez  considere mis enemigos.

El miedo me arropa, me invade, me embarga,  me asusta imaginar ver en algún listado de afectados nombres conocidos, miedo porque a lo mejor no les he dicho todavía cuanto los amo, lo importante que son en mi vida,  miedo a que mi vida no sea tan segura como es ahora al sentirme querida por tantas personas a los que a lo mejor nunca les he dicho lo importante que son  mi vida.

Pero solo puedo orar y pedirle al señor por ellos,  buscar a mis afectos para  por si acaso, la peste aterrorizadora logra  con sus tentáculos de muerte y dolor  l cubrirme de luto y desolación, no quede en mi  conciencia el sentimiento de no haberles dicho lo mucho que los quería. 

Dicen que el amor es el remedio a todos los males de la humanidad, quisiera creerlo, necesito creerlo ya que hasta el momento la ciencia  no ha conseguido descubrir   la cura del mal solo nos queda ¨ abrazar a los nuestros y aferrarnos ¨,  como reza la canción de Arjona, y demostrarle a nuestra gente cuanto los queremos.

viernes, 19 de agosto de 2011

Bolsillos rotos y pies rajados



Por: Johanny Taveras
 

¨  Bolsillos rotos y  pies rajados ¨


Hace unos días hablaba con Tomás, un productor arrocero  de la provincia de Nagua que actualmente se encuentra trabajando en la ruta F  del transporte público de pasajeros de Cien Fuegos,  el señor alegaba que el precio de arroz esta bien así, porque el que se sienta en una mesa a comerse un plato de ese cereal, no tiene idea de los trabajos y los sacrificios  que tienen  pasar un productor para conseguir una cosecha.

Eso a propósito de los precios tan elevados que se ha registrado en los precios de  la canasta familiar , en el que se incluye  en  el arroz, producto básico de la dieta dominicana, hecho que tiene preocupada a la ciudadanía debido a que esos aumentos no se corresponden con los ingresos económicos que perciben y en ocasiones  con el comportamiento  que ha tenido el crudo en los mercados internacionales, los cuales se reflejan en  el gasoil, gasolina y gas licuado de petróleo en República Dominicana.


Tomás me contaba que la estructura de costos de producción de la cosecha  cubre un período de seis  meses,  para que  al final los almacenistas en solo un mes terminen en Jepetas con los bolsillos llenos de papeletas,  y ellos con los pantalones remangaos y en chancletas,  que era nada más y nada menos que el negocio   del ¨ Capa Perro ¨.

Me confeso que se cansó de  que al final de cada  cosecha solo le quedaran  los bolsillos rotos y los pies rajados de andar todo el día entre las ciénagas  chapaleando lodo, tostándose las entrañas con el sol,  y sin dinero para comprar la carne para acompañar el arroz que se guardaba.

Tomás cambio su machete por un guía,  el caliente sol de Nagua  por las rostizantes y polvorientas calles de Cienfuegos, la combinación del olor de su  sudor, el  lodo y las espigas doradas de sus sembradíos, por el del gas, la basura  y los sudores  de las decenas de personas que a lo mejor igual que él han venido a la ciudad con la esperanza de que aquí si le pagarían por su justo trabajo, sin saber que sólo han cambiado de escenario y que  ahora tendrán que pagar el arroz caro.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El sabor amargo de la ignorancia

Claroscuro


Por: Johanny Taveras


El sabor amargo de la ignorancia


Saber que te quedan pocas horas de vida, y que abandonaras este mundo dejando dos niños huérfanos, un marido que te adora, una prospera carrera, belleza, juventud, inteligencia, sin ni siquiera haber cumplido los 40, es un cuadro muy desolador, e imaginarte que de haber tenido más cuidado, de haberte hecho estudios a tiempo, de haberte querido un poquito más, esto no hubiera sucedido, es mucho peor .

Desde hace años he escuchado sobre el tema del cáncer de mama, de cómo en la actualidad es una de las principales causas de muertes de mujeres en el mundo, y de las tantas recomendaciones a través de las campañas educativas en los medios de comunicación sobre prevención de esta terrible enfermedad, a pesar de todo eso como siempre nos pasa a los dominicanos, no le había puesto la atención que ameritaba hasta que alguien cercano o conocido la padeció

Hoy estoy triste, enojada, impotente, de saber que una mujer valiente, valerosa, emprendedora, trabajadora, y un sin fin de adjetivos positivos se encuentra exhalando sus últimos respiros de vida, el maligno mal que se apodero de sus pechos, otrora fuente de placer y de vida, con los que amamanto a sus pequeños de 4 y 7 años, hoy un hueco vacío, se expandió contaminándole hasta los mismos sesos, sin que ni siquiera los mas costosos y sofisticados tratamientos pudieran hacer nada para evitarlo .

Ahora me puse a investigar, sobre las posibles causas de este terrible mal, y enunciados como “ En las mujeres zurdas premenopáusicas parece incrementado el riesgo de desarrollar un cáncer de mama.”, o “ es mayor en las mujeres con sobrepeso” , “ Fumar en la juventud eleva el riesgo de cáncer de mama” . “ las mujer que toma la píldora tiene un riesgo de un 72% más de probabilidad de contraer cáncer” , ya no son simples enunciados para mi, ahora lo tomo muy enserio ahora son una de las abanderadas de las mamografías y exámenes médicos, lamento no haberlo sido antes, lo lamento amiga.

sábado, 13 de agosto de 2011

Tenga fe Don Facundo


 ClarOscuro


Por:  Johanny Taveras 


Tenga fe don Facundo
 
A propósito de TLC  y  esos enunciados de moda,  un amable señor me contaba sobre su vida,   él tenía una parcelita de plátanos en un campo de Altamira, vendió la cosecha a 60 centavos la unidad, días después viajó a la capital a visitar un familiar,  y en un comedor económico ordenó un servicio de plátanos fritos con salami,  le sirvieron 10 fritos a peso y medio cada uno, o sea que el plátano que él  vendió a 60 centavos hacía unos días,  se lo acababan de vender a 15 pesos.  Indignado regresó a su campo recogió su familia y vino para Santiago a trabajar en la Zona Franca, ahora limpiecito, sin sol, ni  bajo lluvia, y cobrando según él por su justo trabajo.

Ahora cerraron la fábrica donde trabajaba el infeliz, y atormentado piensa que ya sus brazos no son tan fuertes como eran antes, que sus manos están muy suaves para volver a tomar un machete,  que sus hijos habituados a andar en concho, a ver TV y a jugar nintendo, ya no querrían volver a su ranchito de aquella loma, a montar mulos y a alumbrarse con jumiadoras;  y su esposa, acostumbrada a cocinar en aquella estufa de gas que ni remotamente se parece al fogón que  quemaba  sus pailas, y a esa  lavadora,  que de  imaginarse tener que volver al río a estrujar la ropa entre las piedras les dan escalofríos.

Finalmente me dijo:  ¨ amiga hay que ser hombre para no hacer lo mal hecho en estos días,  me estoy aguantando a ver si será verdad el anuncio que hizo el Presidente de que van a rescatar las Zonas Francas, o si será cierto que con el Tratado de Libre Comercio los productores de los campos tendremos mejores oportunidades ¨. Yo sólo pude apretar su mano y decirle: ¨ Tenga fe Don Facundo, tenga fe ¨,  porque no tuve valor de confesarle  que yo no la tenía.