domingo, 28 de agosto de 2011

Un sistema Podrido o Corrupción Sistémica







Por:   Johanny  Taveras R.

En nuestro país se ha escuchado tanto la palabra corrupción que ya es tan nuestra como el merengue, la bandera o el arroz con habichuelas, es tan común, que en el fondo la mayoría de los dominicanos  desconocemos su real significado  por lo que muchos empezamos a dudar  si es bueno o malo ser corrupto.
Vemos a diario personas que con sueldos que apenas les alcanzaría para vivir, andar en vehículos de lujo, mansiones,  un conjunto de excentricidades y excesos que solo se justificarían si el dinero lo consiguieron de una manera poco sacrificada, con la lamentable salvedad de que el resto de la población en vez de condenarla, sueña con alguna vez  estar en su lugar.
Y eso porque además ningún corrupto dominicano va a la cárcel, y si por milagro de la divinidad se ha apresado alguno es más por conveniencia política que por el simple hecho de que se haga justicia, puesto que generalmente tanto el acusador como el acusado poseen el mismo grado de culpabilidad.
Así que de vez en cuando es bueno visitar al pequeño sabiondo (larousse) para que nos recuerde  que, : ¨Corrupción es la acción o inacción de una o varias personas reales que manipulando los medios de un sistema, en beneficio propio y/o ajeno, tergiversan los fines del mismo en perjuicio del conjunto de ciudadanos para, por y a través de los cuales el sistema fue ideado para servir y beneficiar¨.
La corrupción en cualquiera de sus manifestaciones nos hace daño a todos sin importar lo lejos que estemos de ese hecho, simplemente con permitir, aceptar o callar ante un acto de corrupción nos convertimos en cómplices.
En este país es fácil detectar ese cáncer, ya que como dijo Subero Isa, ¨nuestros corruptos son muy brutos y no hacen nada para disimular las bondades adquiridas por sus bienes mal habidos¨, . El punto es que  no existe la voluntad de estado ni social para perseguirlo ni castigarlo.

jueves, 25 de agosto de 2011

¨Casas de Ricos para los Pobres¨


Claroscuro



Por: Johanny Taveras




El pasado fin de semana tuve la oportunidad de pasarlo junto a mis pequeños sobrinos, con los que jugué y me divertí como solo con ellos puedo hacerlo.

En medio de esos juegos le pregunte a Malvin mi sobrinito de 5 años, el qué él quería ser cuando fuera grande,  me miro con sus enormes ojos negros  e inocentes y me dijo , ¨ constructor tía ¨ ,  le pregunte que porqué y me respondió:    ¨ oh  para construir casas de ricos para los pobres ¨.

Me quede fría, sin palabras, el niño  seguro impactado por las tristes y crudas imágenes de las casuchas destruidas e inundadas  por el paso del Huracán Irene, está convencido de que si esas personas hubieran vivido en  ¨ casas de ricos ¨ eso no hubiera pasado.

Pero lamentablemente el pobre malvin no puede entender que  en la Republica Dominicana a los pobres nadie les construye nada, nadie se preocupa por su seguridad, por su dignidad, año tras año, catástrofe, tras catástrofe son los mismos los protagonistas a los cuales solo les quedan las promesas politiqueras de mejorar sus condiciones de vida.

Siempre me molesto cuando escucho a alguien decir que a esas personas que viven en zonas altamente vulnerables como en las orillas de ríos y cañadas, ya los han sacado antes de allí y les han dado apartamentos y casas, pero que ellos las venden y vuelven hacia el peligro.

Imagínense, creen ustedes que un ser humano que tenga la oportunidad de vivir medianamente digno, seguro, decente, renunciaría a eso para estar en el lodo, esos son solo cuentos de camino, justificaciones baratas para no admitir que se les tienen en el olvido.

sábado, 20 de agosto de 2011

La Gente que yo quiero


Claroscuro



Por:  Johanny Taveras


La Gente que yo quiero

Hace unos días leí un escrito del destacado poeta y escritor uruguayo Mario Benedetti, el cual se  titulaba  ¨ La Gente que yo quiero ¨, me gusto tanto que lo compartí con algunos ciber contactos apropósito de que el escritor atravesó  por una delicada situación de salud que le segó la vida.

¨ La gente que yo quiero ¨, después de leerlo he analizado que existen muchas gentes a la que quiero, muchos afectos, muchos cariños, personas con las que he compartido mucho, poco o casi nada, personas que han dejado profundas huellas en mi vida, y otras que solo han sido simples brisas que me han refrescado en alguna tarde de  verano,  gentes que me he dado cuenta cuanto las amo por el miedo ante la posibilidad de perderlos.

El mundo esta aterrorizado ante la casi inminente tragedia que azotaría la humanidad, y yo no soy la excepción, tengo miedo,  mucho miedo, no por mi vida  sino por mis afectos, miedo por el conductor del autobús que me lleva  cada día hasta la casa, por la señora que vende el café en la esquina, por la chica que me atiende en el banco, por mi familia, por mis amigos y hasta por los que alguna vez  considere mis enemigos.

El miedo me arropa, me invade, me embarga,  me asusta imaginar ver en algún listado de afectados nombres conocidos, miedo porque a lo mejor no les he dicho todavía cuanto los amo, lo importante que son en mi vida,  miedo a que mi vida no sea tan segura como es ahora al sentirme querida por tantas personas a los que a lo mejor nunca les he dicho lo importante que son  mi vida.

Pero solo puedo orar y pedirle al señor por ellos,  buscar a mis afectos para  por si acaso, la peste aterrorizadora logra  con sus tentáculos de muerte y dolor  l cubrirme de luto y desolación, no quede en mi  conciencia el sentimiento de no haberles dicho lo mucho que los quería. 

Dicen que el amor es el remedio a todos los males de la humanidad, quisiera creerlo, necesito creerlo ya que hasta el momento la ciencia  no ha conseguido descubrir   la cura del mal solo nos queda ¨ abrazar a los nuestros y aferrarnos ¨,  como reza la canción de Arjona, y demostrarle a nuestra gente cuanto los queremos.

viernes, 19 de agosto de 2011

Bolsillos rotos y pies rajados



Por: Johanny Taveras
 

¨  Bolsillos rotos y  pies rajados ¨


Hace unos días hablaba con Tomás, un productor arrocero  de la provincia de Nagua que actualmente se encuentra trabajando en la ruta F  del transporte público de pasajeros de Cien Fuegos,  el señor alegaba que el precio de arroz esta bien así, porque el que se sienta en una mesa a comerse un plato de ese cereal, no tiene idea de los trabajos y los sacrificios  que tienen  pasar un productor para conseguir una cosecha.

Eso a propósito de los precios tan elevados que se ha registrado en los precios de  la canasta familiar , en el que se incluye  en  el arroz, producto básico de la dieta dominicana, hecho que tiene preocupada a la ciudadanía debido a que esos aumentos no se corresponden con los ingresos económicos que perciben y en ocasiones  con el comportamiento  que ha tenido el crudo en los mercados internacionales, los cuales se reflejan en  el gasoil, gasolina y gas licuado de petróleo en República Dominicana.


Tomás me contaba que la estructura de costos de producción de la cosecha  cubre un período de seis  meses,  para que  al final los almacenistas en solo un mes terminen en Jepetas con los bolsillos llenos de papeletas,  y ellos con los pantalones remangaos y en chancletas,  que era nada más y nada menos que el negocio   del ¨ Capa Perro ¨.

Me confeso que se cansó de  que al final de cada  cosecha solo le quedaran  los bolsillos rotos y los pies rajados de andar todo el día entre las ciénagas  chapaleando lodo, tostándose las entrañas con el sol,  y sin dinero para comprar la carne para acompañar el arroz que se guardaba.

Tomás cambio su machete por un guía,  el caliente sol de Nagua  por las rostizantes y polvorientas calles de Cienfuegos, la combinación del olor de su  sudor, el  lodo y las espigas doradas de sus sembradíos, por el del gas, la basura  y los sudores  de las decenas de personas que a lo mejor igual que él han venido a la ciudad con la esperanza de que aquí si le pagarían por su justo trabajo, sin saber que sólo han cambiado de escenario y que  ahora tendrán que pagar el arroz caro.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El sabor amargo de la ignorancia

Claroscuro


Por: Johanny Taveras


El sabor amargo de la ignorancia


Saber que te quedan pocas horas de vida, y que abandonaras este mundo dejando dos niños huérfanos, un marido que te adora, una prospera carrera, belleza, juventud, inteligencia, sin ni siquiera haber cumplido los 40, es un cuadro muy desolador, e imaginarte que de haber tenido más cuidado, de haberte hecho estudios a tiempo, de haberte querido un poquito más, esto no hubiera sucedido, es mucho peor .

Desde hace años he escuchado sobre el tema del cáncer de mama, de cómo en la actualidad es una de las principales causas de muertes de mujeres en el mundo, y de las tantas recomendaciones a través de las campañas educativas en los medios de comunicación sobre prevención de esta terrible enfermedad, a pesar de todo eso como siempre nos pasa a los dominicanos, no le había puesto la atención que ameritaba hasta que alguien cercano o conocido la padeció

Hoy estoy triste, enojada, impotente, de saber que una mujer valiente, valerosa, emprendedora, trabajadora, y un sin fin de adjetivos positivos se encuentra exhalando sus últimos respiros de vida, el maligno mal que se apodero de sus pechos, otrora fuente de placer y de vida, con los que amamanto a sus pequeños de 4 y 7 años, hoy un hueco vacío, se expandió contaminándole hasta los mismos sesos, sin que ni siquiera los mas costosos y sofisticados tratamientos pudieran hacer nada para evitarlo .

Ahora me puse a investigar, sobre las posibles causas de este terrible mal, y enunciados como “ En las mujeres zurdas premenopáusicas parece incrementado el riesgo de desarrollar un cáncer de mama.”, o “ es mayor en las mujeres con sobrepeso” , “ Fumar en la juventud eleva el riesgo de cáncer de mama” . “ las mujer que toma la píldora tiene un riesgo de un 72% más de probabilidad de contraer cáncer” , ya no son simples enunciados para mi, ahora lo tomo muy enserio ahora son una de las abanderadas de las mamografías y exámenes médicos, lamento no haberlo sido antes, lo lamento amiga.

sábado, 13 de agosto de 2011

Tenga fe Don Facundo


 ClarOscuro


Por:  Johanny Taveras 


Tenga fe don Facundo
 
A propósito de TLC  y  esos enunciados de moda,  un amable señor me contaba sobre su vida,   él tenía una parcelita de plátanos en un campo de Altamira, vendió la cosecha a 60 centavos la unidad, días después viajó a la capital a visitar un familiar,  y en un comedor económico ordenó un servicio de plátanos fritos con salami,  le sirvieron 10 fritos a peso y medio cada uno, o sea que el plátano que él  vendió a 60 centavos hacía unos días,  se lo acababan de vender a 15 pesos.  Indignado regresó a su campo recogió su familia y vino para Santiago a trabajar en la Zona Franca, ahora limpiecito, sin sol, ni  bajo lluvia, y cobrando según él por su justo trabajo.

Ahora cerraron la fábrica donde trabajaba el infeliz, y atormentado piensa que ya sus brazos no son tan fuertes como eran antes, que sus manos están muy suaves para volver a tomar un machete,  que sus hijos habituados a andar en concho, a ver TV y a jugar nintendo, ya no querrían volver a su ranchito de aquella loma, a montar mulos y a alumbrarse con jumiadoras;  y su esposa, acostumbrada a cocinar en aquella estufa de gas que ni remotamente se parece al fogón que  quemaba  sus pailas, y a esa  lavadora,  que de  imaginarse tener que volver al río a estrujar la ropa entre las piedras les dan escalofríos.

Finalmente me dijo:  ¨ amiga hay que ser hombre para no hacer lo mal hecho en estos días,  me estoy aguantando a ver si será verdad el anuncio que hizo el Presidente de que van a rescatar las Zonas Francas, o si será cierto que con el Tratado de Libre Comercio los productores de los campos tendremos mejores oportunidades ¨. Yo sólo pude apretar su mano y decirle: ¨ Tenga fe Don Facundo, tenga fe ¨,  porque no tuve valor de confesarle  que yo no la tenía.

viernes, 12 de agosto de 2011

El Hijo de nadie, que es de todos


Claro Oscuro

Por: Johanny Taveras


El hijo de nadie, que es de todos
El lunes que se celebraba el “Día del Trabajador”, aproveché para desplazarme por el Centro Histórico de la ciudad, esta vez, calmado, sin bullicio, sin la prontitud de las miles de personas que en los días normales lo caracterizan,  fue hermoso disfrutar de los vistosos colores recién pintados que lucen las infraestructuras coloniales.  Pero vi   un color que se encontraba  fuera de tono, que desarmonizaba el entorno,  casi un niño, casi un hombre,  casi nada,  tirado en la acera de la calle Cuba  esquina Sol, enajenado, hambriento, sucio, sin poder siquiera mantener sus ojos abiertos, a veces con fuerzas para levantar sus manos  para pedir   dinero, comida… una esperanza.

Lo miraba y pensaba ¨ qué triste historia cargarán esos pequeños hombros,  que aterrorizantes noches habrán presenciado esos abatidos ojos,  que extraño pasado, que desafortunado presente,  y sobre todo,  qué incierto futuro t an incierto le esperará a esta criatura de Dios.  Luego de mirarlo por un buen rato continué mi marcha y a pocos pasos de él vi un cuadro tan distinto,  ahora de un lujoso Mercedes   del que se desmotaba una refinada familia, padre, madre, hijos, para disfrutar de un delicioso almuerzo en uno de nuestros restaurantes más caros,  se les veían felices, seguros, pero sobre todo, tan ajenos a lo que a pocos metros de ellos estaba pasando.

Cuanta desigualdad, cuanta injusticia, cuanta indolencia, no sé el nombre de aquel muchacho, sólo sé que se les llaman ¨ niños de las calles ¨  de nuestras calles, sólo sé que generalmente se les suben los cristales en los semáforos, y que se hacen duras críticas sobre su condición,  sólo sé que  el gobierno, la sociedad, el mundo,  prefiere ignorarlos, pero cuando  alguno comete algún acto en perjuicio de los hijos que sí tuvieron padres,  entonces clamamos justicia.

jueves, 11 de agosto de 2011

Modernidad y autodestrucción

Claroscuro



Por: Johanny Taveras


Modernidad y autodestrucción
En una sociedad competitiva donde todo se compra, todo se vende, en la que impera la ley de mercados, del más fuerte,  oferta-demanda, en un mundo acelerado, globalizado,  cibernétizado, donde los valores morales brillan por su ausencia,  en el cual lo más importante no es lo que eres sino lo que tienes,  lo que representas y de que forma podría beneficiarme yo de eso, ¿qué nos depara el fututo?.

En un mundo en crisis, en caos, en guerra, donde los augurios científicos, filosóficos y religiosos no pintan nada bueno, ya que si no perecemos en ¨El Gran  Juicio Final¨,  con fuego y azufre,  nos mataremos unos a otros con  armas químicas,  biológicas, atómicas; con el calentamiento global, producto del abuso y uso indiscriminado y sin conciencia de los recursos naturales o simplemente con  la falta de humanidad que es la unión de todos los males.

En una llamada ¨Aldea Global¨  donde a pesar de los millones de años que tenemos viviendo sobre la fas de la tierra todavía no hemos sido capaces de aceptarnos unos a otros  en igualdad de condiciones, en donde nos fijamos solo en las pocas diferencias y no aprovechamos las riquezas de las miles de coincidencias que como seres humanos poseemos.

No es de sorprendernos si la familia que es la base de toda sociedad se encuentra sumergida en una profunda crisis, sin valores, sin normas, sin cabezas, que los demás núcleos sociales que surgen a partir  de esa célula   marchen tan mal.

En un mundo en el que las barreras del sexo, clase social, raza, credo o nacionalidad son determinantes a la hora de pertenecer a determinados grupos político, sociales, económicos ect., no entiendo de que forma es que podemos hablar de avances, desarrollo, progreso y paz mundial si la base de todo eso debe  ser el amor al prójimo, sólo que todavía no hemos podido identificar  quien es ese ¨individuo¨  y mucho menos el significado de ese sentimiento.

ytrmariposa@yahoo.es

El Niño sin nombre


Claroscuro


Johanny Taveras


El Niño Sin Nombre

Desplazándome  por la avenida las carreras,  disfrutando de uno de los placeres más divinos que me ha podido ofrecer la naturaleza, Un helado de Macadamia, que es la única cosa que provoca  que me olvide del ruido de las bocinas, los tapones y los obstáculos de las aceras, un sonido muy peculiar logro sacarme de mi dulce oasis refrescante.

Tirado en el suelo, con los pies descubiertos de zapatos, pero envueltos entre el polvo, lodo y las cientos de pisadas de lugares curtidos por la indiferencia y el abandono social, yacía allí, ahogado   en un río de lágrimas, que mientras se deslizaban por su rostro intentaban echar a un lado el sucio  de las escasas sobras y miserias que se albergaban en sus mejillas.

Me quede frisada, como lloraba desconsoladamente pensé: ¿estará enfermo?, ¿le duele algo?, ¿perdería algún ser querido?, ¿qué le pasara a esta criaturita de Dios?.   Junto a él estaba otro niño de nacionalidad haitiana con una pequeña limpiabotas en el brazo, el cual le pedía que se levante para poder irse, yo los aborde y les pregunte qué le pasaba, porqué estaba llorando, el haitianito con un español medio machacado me contesto que lo habían atracado, me espante y le pregunté el que le habían hecho.

El niño dominicano entre sollozos me narró que unos niños más grandes que ellos le habían quitado todo el dinero que se habían ganado durante el día: dos dólares y 50 pesos.   Respire y dije, esta bien,  no llores  por eso y les di algo para tratar de compensar su pérdida, sólo que el niño en vez de dejar de llorar aumento su llanto, al principio no entendí porqué, luego recordé la escena de un bebe que mientras corría tropezó con sus piernas y se fue al piso, al principio solo se paro medio adolorido,  pero al ver los ojos tristes de su madre por su tragedia empezó a llorar con todas sus energías , y así provocar que como se dice, lo añoñen un poco, así que sentí que el niño necesitaba que alguien lo añoñara y el que a alguien le importara lo que le pasaba  realmente le movió el corazón.

Lo tome de la mano y lo ayude a levantar, le dije que fuera a su casa y que se olvidara de lo que pasó, seguí mi camino pero a escasos pasos recordé que no le había preguntado su nombre, pero peor aún, algo terrible se apodero de mi al pensar que a lo mejor ni siquiera tendría una casa a donde ir y ya no se si lo podre volver a ver.