viernes, 12 de agosto de 2011

El Hijo de nadie, que es de todos


Claro Oscuro

Por: Johanny Taveras


El hijo de nadie, que es de todos
El lunes que se celebraba el “Día del Trabajador”, aproveché para desplazarme por el Centro Histórico de la ciudad, esta vez, calmado, sin bullicio, sin la prontitud de las miles de personas que en los días normales lo caracterizan,  fue hermoso disfrutar de los vistosos colores recién pintados que lucen las infraestructuras coloniales.  Pero vi   un color que se encontraba  fuera de tono, que desarmonizaba el entorno,  casi un niño, casi un hombre,  casi nada,  tirado en la acera de la calle Cuba  esquina Sol, enajenado, hambriento, sucio, sin poder siquiera mantener sus ojos abiertos, a veces con fuerzas para levantar sus manos  para pedir   dinero, comida… una esperanza.

Lo miraba y pensaba ¨ qué triste historia cargarán esos pequeños hombros,  que aterrorizantes noches habrán presenciado esos abatidos ojos,  que extraño pasado, que desafortunado presente,  y sobre todo,  qué incierto futuro t an incierto le esperará a esta criatura de Dios.  Luego de mirarlo por un buen rato continué mi marcha y a pocos pasos de él vi un cuadro tan distinto,  ahora de un lujoso Mercedes   del que se desmotaba una refinada familia, padre, madre, hijos, para disfrutar de un delicioso almuerzo en uno de nuestros restaurantes más caros,  se les veían felices, seguros, pero sobre todo, tan ajenos a lo que a pocos metros de ellos estaba pasando.

Cuanta desigualdad, cuanta injusticia, cuanta indolencia, no sé el nombre de aquel muchacho, sólo sé que se les llaman ¨ niños de las calles ¨  de nuestras calles, sólo sé que generalmente se les suben los cristales en los semáforos, y que se hacen duras críticas sobre su condición,  sólo sé que  el gobierno, la sociedad, el mundo,  prefiere ignorarlos, pero cuando  alguno comete algún acto en perjuicio de los hijos que sí tuvieron padres,  entonces clamamos justicia.

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